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¿Un paso adelante o dos atrás?

A diario nos damos cuenta que nuestro país cada vez da más pasos hacia atrás. Características tales como una relación equitativa entre sus individuos,  su adaptación al medio y el sentimiento de progreso en conjunto están desapareciendo. En nuestro país a diario demostramos que estamos lejos de ser una cultura de progreso; lo tenemos todo para serlo, pero el hambre de poder, el individualismo, y el miedo actuar o al cambio, nos persigue como una sombra.

 

La utopía, el futuro de nuestro estado nación. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez y mañana, qué? ¿En qué clase de país viviremos? ¿En que se convertirá? ¿Qué haremos para mejorarlo? ¿Qué hechos nos conducirán al cambio? ¿Cuáles serán las consecuencias?

 

Vivimos en un mundo feliz, parecido al de la obra de Aldous Huxley, Donde creemos que para ser “feliz”, tener poder, dinero, reconocimiento o las mejores cosas materiales no importa sacrificar elementos tales como la familia, la diversidad cultural, el arte, el avance de la ciencia, la literatura, la religión, la filosofía y lo que somos, esos principios que nos permiten ser ejemplo para los demás, que nos enorgullecen a diario y permiten caminar con la frente en alto. Pero tal sacrificio traerá consecuencias, no se podrá hablar de unidad, progreso, compromiso, pues perderemos toda identidad no solo de país...si no también de seres éticos, emprendedores, perseverantes y justos. Viviremos en un país de bases débiles, que tristemente no tendrá nada bueno para ofrecernos y con el tiempo iremos perdiendo esa identidad patriótica, pues un país sin personas rectas y comprometidas, pierde total identidad.

 

La labor del hombre es tomar en su mano su propio destino, mejorar su condición, garantizar, embellecer su vida con la ciencia, la industria, y las artes, donde cada uno encuentre su parte, su lugar, como citaba el sabio VOLTAIRE. La única diferencia entre nosotros, no está en nuestro nacimiento ni raza, si no en nuestra virtud, todos tenemos un porque y un para que en este país, pues todos podemos ser motor de cambio.

 

Si tan solo un día decidiéramos levantarnos, hacer algo para cambiar nuestro país, Si la relación entre nosotros fuera más equitativa, que apoyáramos mas lo avances tecnológicos y científicos, que nos convirtiéramos en un país en donde dejáramos de identificáramos con el etnocentrismo y si con el multiculturalismo, una cultura que no le temiera al cambio, y si al conformismo, donde hiciéramos el bien sin esperar nada a cambio, consecuentemente seriamos benditamente condenados al progreso.

 

Así, que lo que hagamos hoy se verá reflejado en el mañana. La historia y el tiempo nos enseñan que el cambio es posible en la medida que nosotros, nos comprometamos con él. Algunos creen que sólo nos llevará al destrozo, otros sin embargo, ven en él una apuesta por el futuro, por esa utopía anhelada , una necesidad, así como lo es también corregir y darle valor a los errores pasados y emanciparse a los errores futuros. De nosotros depende mantener nuestros derechos y libertades, salvar los logros del pasado. Aprendamos de cada avance y de cada error.

 

El hecho de que las demás sociedades nos califiquen como inferiores, no tiene que ser mérito para que nosotros nos comportemos como tal, Porque como decía Alexander Von Humboldt, no hay razas inferiores, todas están destinadas a alcanzar la libertad. 

 

Y yo creo firmemente, que cuando actuemos, cuando dejemos de ser conformistas y luchemos por una opinión pública, autonoma y no la que los medios nos quieren hacer creer, cuando estimemos y luchemos por un país con una sociedad igualitaria donde no existan los niveles inferiores, pudientes y no pudientes, por una economía sostenible separada del mercado desigual, por una educación óptima y para todos, por el conocimiento y en contra de la ignorancia, por la solución pacífica de nuestras diferencias, por nosotros, y por los demás alcanzaremos esa utopía de estado que queremos. ¿Que es difícil? Sí, pero no imposible. Todo fluye a partir de la intención y el compromiso, pues para hacer historia, hay que empezar soñando.

 

La idea del cambio surgió desde hace mucho y siguió viviendo porque era fuerte y se resiste a ser desechada. Convirtamos pues esa idea en un hecho y responsabilicémonos de nuestro porvenir. Somos el futuro de nuestro país y de las personas que nos reemplazaran. Reflexionemos y generemos el cambio, convirtámonos en la “idea” seamos fuertes y firmes, demos dos pasos adelante y otorguémosle un rayito de sol a este país de sombras.

 

Angie Ramírez

11-10

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